1. El jefe hace del trabajo una carga, el líder un privilegio. Para el jefe el trabajo es una faena ingrata o un quehacer desagradable, el líder, por el contrario, sabe darle su verdadera dimensión, como un elemento que desarrolla a las personas, las hace crecer, les ayuda a mejorar, les motiva a servir a los demás para que ellos mismos den un buen ejemplo. El líder sabe transmitir que un trabajo bien hecho deja una profunda satisfacción en quien lo realiza, además de mejorarlo como persona, no sólo en las habilidades propias del trabajo realizado sino, también, en las virtudes de quien lo hace bien como son el orden, la laboriosidad, la concentración etc.
2. El jefe sabe cómo se hacen las cosas, el líder enseña cómo deben hacerse. El conocimiento lo tiene el jefe, es de él y a veces lo comparte. El líder, en cambio, está preocupado en que dicho conocimiento lo tengan sus seguidores y no enseña sólo como “transmisor”, logra que los trabajadores se interesen y ellos mismos aprendan y sientan que el logro es suyo, pues se esforzaron en aprender, inspirados y guiados por su líder.
3. El jefe maneja a la gente, el líder la prepara. Para el jefe las personas son piezas que se pueden mover para que sea el jefe quien destaque, en ese sentido las manipula, se sirve de ellas para sus propios intereses. El líder es diferente, busca el bien de las personas, por eso no las manipula, ni las maneja sino que las prepara para que lo hagan ellas mismas.
4. El jefe dice vaya, el líder vayamos. Cuando el jefe dice vaya se evidencia que el proyecto, el plan o el recorrido es ajeno a él, en cambio cuando el líder dice vayamos queda claro que se trata de un recorrido o proyecto suyo, en este sentido, el líder forma parte del equipo, hace que éste tenga éxito por sí mismo y el éxito es, entonces, de todos, consecuencia de que el líder dijo vayamos.
5. El jefe llega a tiempo, el líder llega adelantado. El jefe cumple simplemente con la puntualidad, el líder al llegar adelantado está manifestando un hábito de los que señala Stephen Covey en su libro Los 7 hábitos de la gente eficaz, es proactivo, se adelanta a los acontecimientos provocándolos.
6. El líder hace de la gente ordinaria gente extraordinaria. La compromete con una misión que permita la trascendencia y la realización. Le da significado a la vida de sus seguidores, un por qué vivir, es decir, es un arquitecto humano.
7. Para un jefe, ser líder es ansiar poder y reconocimiento; para un líder, dirigir es una oportunidad de contribuir al bienestar de todos. El buen líder no se considera mejor que su grupo, lo es en tanto sus habilidades de gobernar son mejores, pero hay otras habilidades que reconoce las tienen mejor desarrolladas los de su equipo, él sólo lo gobierna sin complejos.
Para finalizar un pensamiento del Dr. Carlos Llano: “El líder verdadero está más preocupado por las personas que hacen las cosas que por las cosas que hacen las personas” en esta vara de medir es en donde se aquilata verdaderamente a un líder.