1. “No tengo por qué hacerlo”
Es cierto, no hay nadie que te empuje fuera de tu zona de confort, no es obligatorio que salgas, pero si te quedas dentro, no crecerás. Recuerda que no creces simplemente porque pasen los años, sino por los retos que enfrentas. Cuando piensas en un proyecto que representa un gran desafío y de repente tu voz interior te dice que no tienes por qué hacerlo, en realidad lo que estás expresando es una resistencia al cambio, porque una parte de ti desea que te mantengas dentro de los límites de lo conocido. Sin embargo, cuando vuelvas a pensar que no tienes motivos para emprender algo nuevo, recuerda que el simple hecho de crecer y descubrir, son razones más que suficientes.
2. “No es el momento adecuado”
En muy pocas ocasiones se dan las condiciones perfectas para emprender algo, pero ir en pos de un sueño significa luchar contra viento y marea, creando las condiciones a lo largo del camino. Cuando te dices a ti mismo que no es el momento adecuado, está hablando el miedo, probablemente un intenso miedo al fracaso que te inocularon desde la infancia. Por supuesto, no se trata de lanzarse a la aventura sin valorar los pros y los contras pero si queremos lograr realmente algo en la vida, debemos ser conscientes de que no podemos quedarnos parados, necesitamos ir dando pequeños pasos. Y mientras antes comencemos a andar, mejor.
3. “Comenzaré cuando…”
Se trata de una de las excusas más comunes para quedarnos a salvo en nuestra zona de confort. En práctica, es el autoengaño perfecto porque no estamos renunciando al sueño o el proyecto que tenemos en mente, sino tan solo aplazándolo, hasta que se produzca determinada situación. El problema es que esta excusa nos lleva directamente a la procrastinación, por lo que es probable que cuando la condición que demandamos se cumpla, pongamos otra, y luego otra más. De esta forma logramos mantener viva la esperanza pero, a la vez, no tenemos que esforzarnos para hacer ese sueño realidad. Por eso, aunque no estén todas las condiciones creadas, simplemente ve dando pequeños pasos, no esperes demasiado porque la vida es muy corta.
4. “No es para mí”
Básicamente, detrás de esta frase se esconde la idea de que no somos lo suficientemente buenos o capaces. Se trata de la excusa perfecta para las personas inseguras y que tienen una baja autoestima. También es una excusa que utilizan las personas que tienen miedo del mundo y se cierran a las nuevas experiencias. En todo caso, no podrás saber si una cosa realmente te gusta o no hasta que no la pruebes. De hecho, es probable que en más de una ocasión hayas pensado que algo no estaba hecho para ti pero después de probarlo, has llegado a amarlo o incluso te has aficionado. Por tanto, no te cierres nunca a las nuevas experiencias ni te limites como persona. Es lo peor que podrías hacer.
5. “No sé cómo hacerlo”
Las cosas nuevas pueden atemorizar, por eso una de las excusas que inventamos para permanecer en nuestra zona de confort consiste en decirnos que no sabemos cómo enfrentar el reto. Podemos pensar que no tenemos las habilidades necesarias o que nunca las podremos desarrollar. Sin embargo, recuerda que cuando tienes un "qué", los "cómos" llegan solos. Es cierto que para emprender determinados proyectos se requiere una preparación pero eso no implica que no puedas hacerlo, tan solo significa que te llevará más tiempo o que necesitarás a una persona que te ayude. Ninguna destreza surge de la nada, todas esconden en su base mucha pasión y esfuerzo.
Ten siempre en mente lo que decía Nelson Mandela: “Imposible es todo aquello que no se intenta”.
Para ayudar a los emprendedores, gerentes y empleados a que alcancen el balance correcto, aquí hay cinco secretos:
1. Sé abierto respecto a tus necesidades. Creo que la primera cosa que la gente necesita hacer es identificar lo que realmente les importa y comunicarlo. No lo escondas y no esperes que los otros adivinen qué te hace sentir balanceado y satisfecho. ¿Necesitas salir del trabajo a las 5 p.m. para que puedas cenar con tu familia? ¿Necesitas irte a las 12 p.m. para ir a tu clase de yoga? Lo que sea que necesites encuéntralo y sé transparente respecto a eso. Los empleados deben tener un diálogo abierto con sus gerentes y éstos necesitan entender lo que funciona y lo que es posible. Diferentes trabajos requieren diferentes aproximaciones, pero todos se pueden beneficiar de tener una conversación abierta y honesta sobre lo que significa el balance.
2. Respeta los límites. No puedes lograr tu balance si no respetas los límites. Será difícil en un principio pero necesitas atenerte a ellos para que desarrolles tu rutina y lleves un estilo de vida algo predecible. Siempre habrá otro email que responder u otro problema que arreglar, pero necesitas respetar personalmente tus propios límites. Si no lo haces tú, no puedes esperar que los otros lo hagan.
3. Entiende lo que realmente importa. A través de los años he visto a mucha gente pasar cierto tiempo trabajando en cosas que realmente no importan. El tiempo es la comodidad más importante en la vida; es la única cosa que no puedes comprar más.
Enfócate en lo que realmente importa. ¿Estás trabajando en las prioridades que impulsan los objetivos generales de la empresa o simplemente estás haciendo ruido?
Examina tu día y aprovecha cada hora, minuto y segundo para hacer las cosas más importantes. Para algunos esto requerirá un alto nivel de planeación y estructura.
4. Acepta que hay un botón de apagar. Casi cada pieza de tecnología tiene este botón, así que úsalo. No es fácil y, para mucha gente, es lo más difícil de hacer. Para comenzar, hazlo en fases. No lleves tu celular a la mesa para cenar. Cuando estés de vacaciones, no te ausentes. No traigas tu tablet a la playa, una vez que lo hayas hecho varias veces es más fácil poner límites.
Cuando te desconectas y das un paso atrás comenzarás a experimentar uno de los tesoros más grandes de la vida, la perspectiva. Lograrás solucionar problemas con mayor claridad. Te permitirás a ti mismo la libertad para ser más analítico y menos emocional cuando te alejes y piensas versus sólo sumergirte y responder al momento.
5. Tómate tu tiempo. Para tener una vida y carrera feliz, saludable, larga y productiva necesitas entender el valor de tranquilizarte. Hay veces cuando necesitas explotar y otros en los que no. La autoconciencia es crucial. Hacer esto te ayudará a disfrutar del viaje así como de la destinación.
5 tips para equilibrar tu vida personal y laboral
webmaster
19:25

1. El jefe hace del trabajo una carga, el líder un privilegio. Para el jefe el trabajo es una faena ingrata o un quehacer desagradable, el líder, por el contrario, sabe darle su verdadera dimensión, como un elemento que desarrolla a las personas, las hace crecer, les ayuda a mejorar, les motiva a servir a los demás para que ellos mismos den un buen ejemplo. El líder sabe transmitir que un trabajo bien hecho deja una profunda satisfacción en quien lo realiza, además de mejorarlo como persona, no sólo en las habilidades propias del trabajo realizado sino, también, en las virtudes de quien lo hace bien como son el orden, la laboriosidad, la concentración etc.
2. El jefe sabe cómo se hacen las cosas, el líder enseña cómo deben hacerse. El conocimiento lo tiene el jefe, es de él y a veces lo comparte. El líder, en cambio, está preocupado en que dicho conocimiento lo tengan sus seguidores y no enseña sólo como “transmisor”, logra que los trabajadores se interesen y ellos mismos aprendan y sientan que el logro es suyo, pues se esforzaron en aprender, inspirados y guiados por su líder.
3. El jefe maneja a la gente, el líder la prepara. Para el jefe las personas son piezas que se pueden mover para que sea el jefe quien destaque, en ese sentido las manipula, se sirve de ellas para sus propios intereses. El líder es diferente, busca el bien de las personas, por eso no las manipula, ni las maneja sino que las prepara para que lo hagan ellas mismas.
4. El jefe dice vaya, el líder vayamos. Cuando el jefe dice vaya se evidencia que el proyecto, el plan o el recorrido es ajeno a él, en cambio cuando el líder dice vayamos queda claro que se trata de un recorrido o proyecto suyo, en este sentido, el líder forma parte del equipo, hace que éste tenga éxito por sí mismo y el éxito es, entonces, de todos, consecuencia de que el líder dijo vayamos.
5. El jefe llega a tiempo, el líder llega adelantado. El jefe cumple simplemente con la puntualidad, el líder al llegar adelantado está manifestando un hábito de los que señala Stephen Covey en su libro Los 7 hábitos de la gente eficaz, es proactivo, se adelanta a los acontecimientos provocándolos.
6. El líder hace de la gente ordinaria gente extraordinaria. La compromete con una misión que permita la trascendencia y la realización. Le da significado a la vida de sus seguidores, un por qué vivir, es decir, es un arquitecto humano.
7. Para un jefe, ser líder es ansiar poder y reconocimiento; para un líder, dirigir es una oportunidad de contribuir al bienestar de todos. El buen líder no se considera mejor que su grupo, lo es en tanto sus habilidades de gobernar son mejores, pero hay otras habilidades que reconoce las tienen mejor desarrolladas los de su equipo, él sólo lo gobierna sin complejos.
Para finalizar un pensamiento del Dr. Carlos Llano: “El líder verdadero está más preocupado por las personas que hacen las cosas que por las cosas que hacen las personas” en esta vara de medir es en donde se aquilata verdaderamente a un líder.
7 diferencias entre ser jefe y ser líder
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19:19
